«…cual un sembradío de soles en un Cosmos de Oscuridad…»
Acerca de Los espejos de Fabia
Por Arturo Torres M.
Disiento, absolutamente, con los retóricos matemáticos y sus cifras de hipérbole astronómica y de inconcebible comprensión. Cada quien tiene su fantasía, de acuerdo a su lejana ubicación, en el Universo de la Imaginación… (¡Vaya, hasta rimada sale esta canción!)
Para Dios, el Tiempo No existe. Para Einstein, el Tiempo es Relativo. Sin embargo, no es una casualidad que el Libro del Génesis, esté al principio de la Biblia; aunque los eruditos del Libro Sagrado nos demuestren, con pasajes del Apocalipsis, el inicio del mundo.
Con la salvedad, por supuesto, que las taras y las injusticias sociales que involucran a las Fabias del orbe, siguen siendo las mismas y no han cambiado en los más de 50 años que nos ocupa la obra maestra de Rosse Marie Caballero, cual se tratara de una herencia (incrustada en los mismísimos cromosomas humanos) de la época Victoriana y, quien sabe, de la primera Era, inmediatamente posterior a la extinción de los dinosaurios.
Esto sí, se puede comprender en cualquier orden aleatorio que se nos ocurra realizarlo, dentro de la novela.
En defensa del personaje que es mencionado como quien intenta no hacerlo: el Varón; el ente masculino; el estigmatizado; siempre vilipendiado; impopular; eterno e implícito responsable de ser el “Destructor” de esa inagotable quimera que se llama Amor y, el “Despreciador” del sentimiento, necesidades, y pensar femenino, solo diré que, cual las líneas férreas, hombre y mujer, jamás se juntan; inclusive y a pesar de su coexistencia.
Pues, son dos saetas que se mueven en paralelo dentro de esa Luz, fatalmente prisionera entre un par de oscuridades insondables, llamada Vida.
Una obra que no es, precisamente, un reclamo o una queja. Digamos más bien que es el Dolor escrito en movimiento; el lenguaje elevado de la impotencia de las Fabias del Mundo. Y es, en la caravana de sus páginas sencillas que atrapa al lector masculino como prisionero de su propia conciencia.
Más que develar, las Fabias desnudan su psicología de misterio, vetada al entendimiento natural del hombre; cual un sembradío de soles, en un Cosmos de Oscuridad.
Una Gran Obra ¡Congratulaciones!
— con Otto Ritter, Jorge Alejandro Marat, Ramón Rocha Monroy y 44 personas más.