Poesía de Daniel Brondo

El poeta argentino nos comparte dos poemas de su creación.

REGRESANDO A MÍ

Una sórdida plegaria de ayuda
se refleja en tus gastados zapatos.
Tus pupilas, sangrando nostalgias,
caminan y ríen en los charcos.
Sin esperar, llegó tu descendencia.
Sin esperar, lloraste de frío.
Vos y ese siniestro vaivén,
empujan un melancólico hastío.
Restos de vida, encarnados en siglos,
duermen en tu entraña carcomida.
Tus anhelos, ajados de angustias,
construyen un castillo sin salidas.
Duerme, egregio temblor que perduras.
Duerme, abrazado a la lluvia sin fin,
que los mágicos brazos del recuerdo
rodearán la muerte infante y sutil.

DEJAR LA VIDA

Y un día me cansé
No adiviné más las emociones del prójimo, no abrí más el alma al desconsolado.
Ya no espero más. Una llamada, un beso, una caricia, algunas tiernas palabras…
No. Ya no.
Me acerco lentamente a la estación terminal de trenes en La Plata. Como conductor de un tren eléctrico suburbano tuve el escalofriante privilegio de mirar a los ojos a las personas que desaparecían abruptamente bajo las ruedas de mi tren.
Rostros de súbito arrepentimiento, de resignación, de tristeza y también rostros de alivio como si estar ahí fuera la mejor alternativa de solución a sus problemas.
El canal de desagüe debajo de las vías no es muy profundo. Me voy a esconder ahí para esperar.
Di todo para el trabajo que me gustaba. Puse todo mi fuego para el cálido abrigo de las personas que lo necesitaban.
Un día me jubilaron tempranamente porque dijeron que ya no estaba anímica y mentalmente apto para seguir conduciendo una formación. El fuego se iba apagando. Sólo mis hijos traían leños para mantener las llamas.
Estoy vestido con ropa de trabajo azul llevando dos llaves francesas en mi mano izquierda. Podría bajar al canal sin despertar sospechas..
Creo que por respeto a mi colega que conduce la locomotora evitaré perturbar su mente viendo la cara de la víctima en los segundos previos. Me pondré de espaldas cuando llegue el tren.
Me vi envuelto en situaciones donde aparecía culpable. Es cierto las apariencias me condenaban ó no estaban a mi favor, pero nadie se tomó un tiempo para averiguar lo ocurrido. Ni siquiera me preguntaron. Fui culpable en muchas ocasiones sin poder demostrar lo contrario.
Muchas veces al brindar ese fuego abrigador del alma, sentí que las personas arrojaban las brasas sobre mí con absoluta maldad, hasta con desesperación, para mitigar así sus fracasos de alguna forma.
Y lo consiguieron. Me destruyeron.
Dejé la vida. Antes lo decía como una expresión. Ahora será verdad.
Está llegando el tren. Me voy a sentar al borde del canal, de espaldas a la locomotora. Será sólo un instante…
Fue un golpe seco y un grito. Cayó al canal con un corte en la cabeza. No parecía herido de gravedad.
Pero estaba muerto.
Debido a ese calambre en la pierna que me ataca frecuentemente no me pude levantar.
Vi un hombre joven calvo, vestido de azul que caía al canal con una herida en la cabeza, lo toqué, traté de sentir su pulso. Ya no tenía.
La locomotora se detuvo sobre el canal. Pude pasar por el costado del cuerpo y me arrastré hasta el otro extremo donde pude salir.
La gente se juntaba al lado de la locomotora mirando hacia abajo.
¿Esto habrá sido una señal? ¿Y si empiezo de nuevo? Tal vez pueda

Daniel Horacio Brondo
PEQUEÑA BIOGRAFÍA
Nací en la ciudad de Buenos Aires, en el barrio que fue escenario de varios cuentos de Borges: Palermo, un 1º de mayo de 1954. Tengo dos hijos y un nieto. En 1985 comencé a escribir historias… Varios años después  comencé a escribir poemas.
Y decidí exponer mis obras en talleres y concursos literarios.  Desde 1998 hasta ahora participo en concursos literarios. Obtuve reconocimientos  a mi labor literaria en Bolivia y Perú.También premios y publicaciones de mis trabajos en Argentina, Chile, Ecuador, Italia, Perú, Venezuela, Brasil, España, Estados Unidos y Kenya el año pasado, enriqueciéndome en todo momento con la amistad de muchas personas con las que hablamos el mismo idioma en  todos los encuentros, reuniones y tertulias... Y Tarija traspasó lo literario. Fue muy hermoso y especial para mí.
Todos son estímulos que me impulsan a seguir cada día en este fabuloso viaje de la palabra escrita y del conocimiento de nuevos hijos y hermanos.
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