Obsesiones (2016) es una antología personal de la autora Rossemarie Caballero, que recopila cuentos publicados entre 1998 y 2016. El libro se presentó en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, en el Museo del Libro y de la Lengua en 2016.

http://www.eldeber.com.bo/escenas/Caballero-presenta-su-nuevo-libro-en-Argentina-20161230-0109.html
Prólogo del libro de cuentos Obsesiones de Rossemarie Caballero
Obsesiones e imágenes recurrentes. Argumentos que bien podrían sacudir a cualquier persona que desee pensar sobre una realidad cada vez menos sincera, cada vez más cínica e incluso más tolerante hacia la violencia al otro/a. Me pongo a pensar en ironías cuando recuerdo cada uno de estos cuentos, pues uno escribe no para ser feliz, sino para contar historias que reflejen ese mundo tan oscuro o carmesí en el que bailamos “La Macarena”, lloramos con un Mel Gibson escocés que es ejecutado por los ingleses (pero antes chilla como chancho: “Libertad”), nos indignamos más tarde con un Mel Gibson ebrio y antisemita; o en el cual pulsamos, más tarde, varios “Me gusta” a las idioteces de nuestros amigos y buscamos, mucho, muchísimo más tarde, Pokemones (¡Dios, Dios, si muero, por favor, no me recibas allá, que si me dejas entrar, sodomizaré ángeles y María dará por terminada su reputación de virgen!).
El mundo es ironía, y el verdadero amor no existe. Eso dice Rossemarie a través de sus personajes: mujeres tristes pero inteligentes, muertas resentidas o vivas cansadas del eros adormecido de sus parejas, reflejando el sarcasmo que nos escupe la vida en cada línea, como por ejemplo, cuando conocí a ese loco pordiosero que se volvió así (era un estudiante de universidad, entusiasta) porque una mujer le negó su corazón, y vivió sucio, escuchando en rockolas las canciones de Enrique Iglesias y sus cejas a lo Lemebel, hasta su muerte, la tercera semana de septiembre del año pasado.
Y es que los cuentos de Rossemarie cuentan ese precioso espectáculo de la felicidad que no se logra alcanzar pero que está cerca, tan cerca de uno, que solo bastaría con estirar la mano para alcanzarla; pero que al mismo tiempo se presenta como inalcanzable, imposible, aun insufrible… Uno se topa con el vacío cuando quiere tomar a la felicidad por las caderas, y en vez de esto, sujeta las astas del sinsentido, que llega a cornear con energía y crueldad; ¡Dios, algunos inclusive crecen, maduran y envejecen sin notarlo, felices en su ignorancia, y hasta no se arrepienten del vacío en el cual se cebaron como puercos en fango…! Y la vida, según estos cuentos y según la misma verosímil y fratricida realidad (perdonen la saturación de rimbombantes y masivos adjetivos estremecedores) es un sueño porque los sueños son un espejismo: un reflejo de nuestros deseos o un espeluznante feedback de nuestros miedos.
Cuentos de largo y corto aliento acompañan al lector en el viaje tórrido hacia el pensamiento femenino sobre el universo masculino, sobre la vida (como habrán notado, ya está escrito arriba ello) y sobre las obsesiones que rodean a las protagonistas, mujeres que bien podrían repetir estos papeles en los libros de Mastreta, Jelinek o Beauvoir, o bien podrían encontrarse los sábados en las mañanas yendo a comprar recado al mercado, con la molestia del marido con resaca, o en las peluquerías, destilando sus nostalgias mientras les secan el cabello…; algunos de estos cuentos son pequeñas joyas que me cortaron los dedos mientras los leía; otros, por otra parte, son un notorio homenaje a Juan Rulfo, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y José Saramago; pero yo creo, en esta utopía de querer ser feliz e indocumentado, que la felicidad sirve para eso, para nunca ser alcanzada.
Es como dice Galeano sobre el horizonte: que sirve para caminar.
Y los cuentos de Rossemarie sirven para apreciar historias complejas, que en ciertos fragmentos son no situacionales, pero que rezuman dolor, tristeza, crítica y dicha, todas mezcladas en una tabla de ajedrez.
Así que dejo de quejarme como abuelito, y les invito a leer estos cuentos. No se van a arrepentir; pero antes, tomen esta advertencia, plagiada de la Divina Comedia: “Abandonad toda esperanza al traspasarme”.
Daniel Averanga
Desdichado escritor, pero sensual existencialista.
RESEÑA DEL AUTOR OSVALDO VICTOR FERNANDEZ POR PRESENTACIÓN DE OBSESIONES EN BUENOS AIRES
Sobre “Obsesiones-Antología Personal” de Rossemarie Caballero
Por: Osvaldo Víctor Fernández
(Texto de presentación del libro “Obsesiones -Antología Personal” de Rossemarie Caballero”)
La poeta y escritora Rossemarie Caballero, de nacionalidad boliviana, en su paso por Argentina nos ha regalado su nueva publicación: “Obsesiones-Antología personal”.
Le agradezco profundamente la oportunidad de participar en la mesa literaria, en la cual hoy presentamos la obra.
Vemos en la tapa a Rossemarie encendiendo un cigarrillo, en su mundo de amarillos y rojos; viajando a bordo de 16 cuentos, a través de los cuales intenta demostrar que El mundo es ironía, y el verdadero amor no existe.
En el libro que nos ocupa, encontrarán reflejada la problemática de la visión femenina sobre el ideal masculino, lo cual pareciera ser búsqueda infructuosa.
Esto, bajo la condición reiterada en su estilo: talento para hallar la palabra justa y un modo afortunado de volverla expresiva imagen. Con finales inesperados, impredecibles y sorprendentes, la autora remata cada uno de los cuentos que integran la obra.
Las historias, voces y pasos que identifican la altura literaria de nuestra autora, transitan el territorio sensible y realista en este libro “Obsesiones”.
Hay un léxico conciso, fluido, imbuido de percepción, un modo de contarnos que trasciende los escenarios donde se montan las diferentes tramas, para abarcar lo que César Vallejo denomina “el vuelo del talento”.
Un punto destacable en su narrativa es la agudeza para crear y recrear a todas las mujeres que aquí vamos a encontrar, y los itinerarios que cada una de ellas nos hará recorrer.
En esta publicación se establece una suerte de empatía entre lector y autor. Será fácil para estas mujeres/personajes, encontrar aliados para llevar a cabo sus objetivos.
El amor, el desamor, el odio, la venganza, las muertes violentas a consecuencia de circunstancias que siempre tienen que ver con estos sentimientos tan significativos, son los elementos que los mantendrán en vilo a lo largo de la lectura.
Para concluir, recomiendo “Obsesiones”, obra de rápida lectura por la trama dinámica, por el carácter de brevedad e intensidad, y por el interés de llegar al final de cada historia.
La poeta, narradora y ensayista cochabambina Rossemarie Caballero viajó a Argentina, donde presentó su nueva publicación: Obsesiones-Antología personal.
Esta obra la conforman una selección de 16 cuentos, entre breves y extensos, de los cuales 15 fueron publicados en diferentes libros a lo largo de su carrera de 20 años.
“Obsesiones nace por la especial motivación de la editorial Tahiel de Buenos Aires y gracias al apoyo de amigos escritores de Bolivia que me ayudaron a organizar la selección. Tahiel convoca a un concurso de invierno fijando un plazo bastante corto para presentar la obra. Afortunadamente, se ganó el derecho de ser publicado”, indica Caballero.
“Argentina es un país que me ha recibido con mucha atención, por lo que publicar y presentar mi libro significa el inicio de una relación literaria y humana imperecedera”, afirma la autora que viene preparando una novela.





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