Artículos y ensayos

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Ensayos y artículos escritos por la autora a lo largo de su carrera y publicados en medios de prensa y otros.

Artículo

SOBRE LA NOVELA DE SUSAN HARRISON, PARTE DEL ESTUDIO LAS MALDITAS

La mujer de un solo hombre

22 de febrero de 2015 (19:33 h.)

Hace años que guardo el inicio de un archivo en Word intitulado Las Malditas: Mujeres escritoras universales. Es un estudio de tributo a las novelistas, poetas y ensayistas más grandes del siglo veinte y lo que va del presente. En el ensayo plasmo algunas ideas respecto a la vida y obra de mis favoritas: Virginia Woolf, Simone de Beauvoir, Esther Vilar, Alejandra Pizarnik, Helene Cixous, Elfriede Jelinek, Carol Oaetes, Amelie Nothombo, Doris Lessing, entre otras; pero, sin tenerlo previsto, en este grupo se introduce subrepticiamente la canadiense Susan Harrison, con su novela debut The Silent Wife, traducida al español como La mujer de un solo hombre y publicada por Salamandra en noviembre de 2014. El recorrido del libro resulta interesante, pues se sabe que originalmente nació en inglés, sin muchos recursos publicitarios, pero fue cobrando prestigio a medida que sus lectores comentaban de él y les pareció sorprendente.

La página web Libros y Literatura (www.librosyliteratura.es) señala: “La mujer de un solo hombre probablemente decepcione a quienes esperan una historia policiaca de alto voltaje y de suspense irresistible, pero gustará a quienes buscan una novela diferente, con exploración psicológica de los personajes y pequeñas sorpresas que tienen gran anclaje en la realidad de nuestro mundo”.

El ejemplar que es motivo del presente comentario fue editado en Argentina en diciembre de 2014. Casi inmediatamente, por esos misterios que tiene el destino, llegó a mis manos en la librería El Ateneo de Buenos aires, de donde me lo traje junto a un interesante y variado paquete de libros, a saber: Carthage, Hacia tierras Salvajes, Lo que toda mujer debe saber acerca de los hombres, Predicciones 2015, Foucault, Artaud…

La historia se centra en la pareja formada por Jodi y Todd. Tienen 40 y pico años, son agraciados, acomodados y bien considerados en sus respectivas profesiones. Viven en un lujoso apartamento de Chicago y se diría que tienen colmadas sus aspiraciones vitales. Sin embargo, la pareja se está resquebrajando, y asistimos a ese proceso de desintegración. Como suele ser el caso muy a menudo, no sucede de la noche a la mañana, pero ninguna pareja se parece a ninguna otra, y por tanto la de Jodi y Todd sigue su camino de destrucción de forma individual e intransferible. El proceso tampoco es constante, así que veremos sus remansos, sus meandros, sus tempestades, sus bonanzas… hasta que se produce el gran naufragio. La historia de esta pareja, sin ser nada espectacular, está narrada de una manera que hace que queramos seguir leyendo, porque nos parece que estemos oyendo esta historia por primera vez, tal es la intriga que la autora consigue imprimir a su escritura, de tal forma que convierte cualquier acto trivial, cualquier conversación, cualquier cita o encuentro, en un miniepisodio lleno de misterio humano, según tratamos de leer la mente y el alma de los personajes que en él participan.

Jodi es una mujer tranquila, con autodominio, “sin ningún problema”, como ella misma se define al momento de entrar a psicoterapia: una psicoterapeuta que va a terapia como primer paso en el camino de la praxis profesional de toda buena psicóloga. Jodi asume que ella debe de interiorizarse no en ella misma, sino en la manera en cómo su maestro, un experto terapeuta de edad avanzada, realiza el trabajo. En el transcurso de los episodios, Jodi va descubriendo verdades de su primera infancia, veladas por el silencio en el que estaba inconscientemente entrenada por sus padres, quienes no se dirigían la palabra durante años, a pesar de vivir bajo el mismo techo.

Por su parte, Todd, el marido de hecho, el compañero de siempre, con quien lleva una vida “apacible y agradable”, proviene de una familia conflictiva, con un padre alcohólico y una madre victimizada por el machismo y la descalificación, se ha convertido en un empresario dedicado, a la vez de un seductor que deambula entre la malicia y el morbo del deseo sexual reprimido ante cualquier atisbo de sensualidad en las mujeres que casualmente coinciden con él, sea en el trabajo o en el bar. Cuando no encuentra una aventura para desfogar sus deseos carnales, acude a “servicios profesionales” en casas de citas.

En ese panorama de pareja aparentemente estable durante 20 años, surge el triángulo amoroso como producto de una de las correrías de Todd. Jodi, una mujer fuerte, moderna, partidaria de la unión libre, descubre de pronto que su vida es una ilusión, que ha vivido envuelta en una nube de irrealidad y fingimiento. Aun así, se esfuerza por mantenerse firme, no se deja derrumbar a pesar de que por dentro se está desmoronando. Todd, por su lado, ante la idea de fundar una familia con una mujer más joven que le dará descendencia, decide emprender el viaje hacia un otro hogar, un viaje que le cuesta la vida.

La narración de La mujer de un solo hombre (única novela de la autora, fallecida en 2013) resulta cordial, la autora desencadena la historia como susurrándonos al oído, en intimidad, nos involucra, hace sentir que somos testigos presenciales de aquello que los personajes sienten y piensan. Nos incluye, “eres lo que fuiste en tu primera infancia”, nos psicoanaliza.

Con 316 páginas, el libro tiene más de un millón de ejemplares vendidos, y esa es la etiqueta de marketing con la que se comercializa, estrategia tan efectiva como la auténtica manera de decir las cosas de Harrison. Como sucedió con el autor mexicano Juan Rulfo y su única novela Pedro Páramo, otra vez queda comprobado que no siempre el que publica más libros es el que mejor llega al lector. Un adecuado manager de marketing y la forma de contarnos la historia hacen que tanto Juan Rulfo como la canadiense Susan Harrison lleguen a donde pocos, al parnaso de la literatura universal.

A. S. A. Harrison, un nombre para no olvidar.

Rossemarie Caballero Vega

Publicado en La Ramona – Diario Opinión, 22 de febrero de 2015 

La mujer de un solo hombre – Ramona – Opinión Bolivia (opinion.com.bo)

erossem_13@hotmail.com


Ensayo 1

LA PSICOLOGIA DEL ESPAÑOL Y SU LEGADO EN EL HOMBRE DEL ORIENTE BOLIVIANO

Una aproximación a Orígenes del Estado Republicano Colonial
Por: Esther Rosse Marie Caballero Vega ( Maestrante )

Introducción

Desde una particular perspectiva de aproximación a “Orígenes del Estado Republicano colonial, un aporte desde la historia del oriente boliviano”, de Emilio Hurtado Guzmán (2010) podríamos reflexionar acerca de la lectura de la psicología del español en el siglo XVI, como base de la futura estructura regional del Estado boliviano republicano (1825 – 2009).

El estudio de Hurtado abarca diez capítulos que buscan la interpretación de los orígenes del Estado, con la caracterización de su población conformada por indígenas, españoles y la mezcla de estos: mestizos. El primer capítulo se refiere a La fundación de Santa Cruz de la Sierra; el segundo, Encomiendas y comercio de indígenas; el capítulo tres abarca El mundo de los chiquitanos; el capítulo cuatro, La evangelización de los chiquitanos; el quinto, Cultura de los pueblos de Moxos; el sexto, La conquista de Moxos; el séptimo, La nación guaraní chiriguana; el capítulo octavo enfoca La guerra chiriguana contra los karai; el noveno habla de los Últimos años de la colonia, y el décimo capítulo se circunscribe a La Guerra de la Independencia.

A continuación, trataremos de acercarnos al análisis de las características del conquistador español y la colonización del hombre en el oriente boliviano. Finalmente, presentaremos una especie de síntesis a manera de conclusiones.

Los orígenes de la población:

Cómo los españoles formaron al ciudadano cruceño del Estado republicano una serie de características conductuales poseían los varones que llegaron a poblar las tierras de lo que ahora se conoce como tierras bajas del Oriente boliviano. Empezaremos por decir que a principios de 1526, 34 años después de que Cristóbal Colón pisara tierra firme en la isla de Guanahani (probablemente en Cuba), una expedición comandada por Sebastián Gaboto, ingresó al continente por el río Paraná, aliándose con los timbus para luego enfrentar a los temibles agaces. Los guaraníes enterados de esta hazaña ‘se aproximaron hacia ellos (los españoles), los cuales ya se encontraban cerca del rio Paraguay, y les ofrecieron los frutos de su territorio’ (2010: 11). Nótese que en este momento los españoles demostraron mayor interés en las joyas de plata que llevaban sus anfitriones, antes que en los alimentos que estos les ofrecían. Con el pasar del tiempo, los indígenas, que, al parecer desconocían el sentimiento de codicia por la plata o el oro, pues para ellos no significaba otra cosa que ornamentos, empezaron a desconfiar de los españoles al verlos demasiado interesados en conocer la procedencia de las joyas e insistir en su búsqueda.

He ahí supuestamente el origen del mítico Gran Paititi, y paralelamente, el primer parámetro esencial del hombre español legado al futuro hombre boliviano: la codicia. Si bien los indígenas buscaban aliarse por algún interés de potenciarse con el uso de la pólvora o herramientas de hierro, no es un sentimiento equiparable a lo que implica la codicia.

En esas circunstancias, y después de 10 años, los españoles fundaron Buenos Aires (1536), dejando entrever ‘la ambición como su peor debilidad’ (2010: 14). El sentimiento de desconfianza fue también inspirado por los españoles, pues les ofrecieron a los colonizadores sus frutos, e inclusive a sus hijas como esposas para fortalecer la alianza, lo cual denota que los indígenas eran y estaban habituados a sentir confianza. Sin embargo, esta forma de ser de los indígenas fue modificada probablemente por el ‘conocimiento que adquirieron los queratis del modo de ser de los españoles’ (2010: 13), a quienes llegaron a atacar y robar cuando estos salían por los alrededores de la ciudad. Meses más tarde Irala y sus hombres penetran en el territorio del noroeste y fundan Asunción, guiados por el ansia de ‘crecer como colonia y el sueño de enriquecimiento personal’ (2010: 15), además de acercarse al Perú (que ya había sido descubierto en 1932, pero aun no se había descubierto Potosí).

En esta etapa los españoles enseñaron una nueva inconducta: el maltrato y abuso a las mujeres guaraníes (2010: 17), con quienes tuvieron hijos, pero prácticamente las tenían peor que a esclavas .

En 1553, Irala designó a Ñuflo de Chavez ‘para fundar una ciudad en la región de Los Xarayes, que debía ser un punto intermedio de apoyo para ir al descubrimiento y conquista de Sierra de Plata, pero Chávez desobedeció y siguió sus propios planes , ingresando a la Chiquitania. A estas alturas los conquistadores habían hecho hábito de la explotación de la fuerza de trabajo indígena (2010: 22), a pesar de que el gobernador de Asunción, Cabeza de Vaca, trataba de imponer reformas a favor de hacer respetar los derechos de los indígenas. Obviamente, la antipatía, ‘sed de poder, la mentalidad señorial que les impulsaba a vivir a costa del trabajo servil nativo’ se habían impuesto ante Cabeza de Vaca quien fue derrocado (2010: 20).

Chávez fundó la ciudad de Santa Cruz de la Sierra en 1561, 31 años después de la muerte de Atahualpa en Cajamarca, Perú. En este punto, el rey de España se percató de que las tierras bajas serían centros de irradiación colonial, y que su aporte consistiría en la producción agrícola, no mineral, por lo que decidió que estos tributaran bajo el sistema de Encomiendas.

Pero, los españoles que poblaron Santa Cruz, no veían con agrado la administración del trabajo agrícola, sino, más fácil y productivo les resultaba la caza y tráfico de indígenas hacia las tierras altas del Potosí y Charcas.

Los españoles ‘durante la travesía por varios territorios indígenas atacan y vencen a los nativos desprevenidos, con todo lo que esto implica: violaciones, aprisionamientos, torturas’ (2010: 24). Estas actitudes hicieron que varias naciones indígenas se aliaran con los chiquitanos y hostilizaran a los conquistadores, pues vieron en estos a individuos extremadamente explotadores, que en lugar de adoptar a los prisioneros, como hacían los indígenas, como parte del grupo, los torturaban y explotaban hasta matarlos. Ahí comprendieron la esencia del ser conquistador y colonizador español, muy diferente de la esencia nativa. Ambiciosos, desesperados tras del oro y plata, oportunistas, invasores, en suma: irracionales (2010: 24).

En estas circunstancias se desarrollan los mestizos de Santa Cruz de la futura Bolivia republicana, luciendo su rostro blancoide, intentando ocultar y negar su origen indígena materno, pero resaltando su origen español y mentalidad señorial paternos. Recordemos que cuando se fundó Santa Cruz, llegaron 90 soldados varones españoles, pero ninguna dama, por lo que estos tuvieron que procrear a la futura población cruceña con las indígenas del lugar. ‘De esta forma no hubo forma de mantener la pureza de la sangre hispana entre los ahora cruceños’ (2010: 29). Los cruceños mestizos o criollos ‘fueron criados y apartados de sus madres, así no aprendieron a sentir aprecio por su cultura e identidad materna’ (2010: 29). Sin embargo, aunque desde la creación del estado Plurinacional, se percibe una fuerte tendencia por rescatar lo propio, lo auténtico originario en cultura y costumbres, no se abandona la arrogancia de ser cruceño, como lo describió la Oviedo “Los cruceños somos altos, blancos y hablamos ingléj” , destacando la apariencia blancoide en detrimento de la apariencia física indígena, y la mentalidad colonizada, además de la alienación en el proceso globalizante del imperio lingüístico europeo: Hablar inglés, lengua extranjera, es la antítesis y signo de superioridad entre hablar solo el castellano y/o una lengua nativa.
Al respecto, Hurtado señala:

Es obvio que los primeros años de la colonia cruceña se dio un alto nivel de ilegitimidad, puesto que los españoles tuvieron hijos con varias de sus criadas indígenas sin contraer matrimonio. Estos hijos ilegítimos, mestizos, fueron los herederos de las encomiendas (2010: 42).

Pero, esta verdad de más de 400 años (desde finales del siglo XVI hasta principios del siglo XXI) equivale a una ofensa en la mentalidad republicana, mentalidad que, a pesar de los discursos de la contemporaneidad o modernidad, y la transformación del estado republicano en Estado Plurinacional mediante la promulgación de la Nueva Constitución en 2009, persiste.

Otro parámetro fundamental heredado al ser cruceño, se revela en el actuar casi obsceno de los colonizadores dentro de la ilegalidad: ‘(…) había muchos aspectos fuera de la ley, principalmente los excesivos maltratos físicos (2010: 30), los habitantes tenían implícitamente una especie de licencia para “atacar las aldeas de los indígenas, matar, robar y capturarlos para venderlos o someterlos como encomendados en sus plantaciones”.

Según Krekeler, 1992, Los cruceños tenían el control total sobre cada aspecto de la vida de sus yanaconas y de su descendencia, a quienes podían explotar y castigar hasta hacerlos desfallecer y morir (2010: 41). Es así como se fomentaba el gusto por la pereza y la obtención de dinero fácil: ‘Con la explotación de sus encomendados, o con la venta (ilícita) de estos, los cruceños ganaban mas después de todo, sin tantos sacrificios como hubiera resultado el convertirse en la colonia abastecedora de productos agrícolas y ganaderos de La Plata y Potosí (2010: 45).

Los chiquitanos, los moxeños y los chiriguanos

Antes de la Colonia, en el territorio de la Chiquitania existía una diversidad de grupos con similares características aunque con diversos dialectos. Las familias chiquitanas trabajaban ayudándose mutuamente, cultivaban, cazaban y recolectaban miel. Conocían el comportamiento de los animales silvestres t practicaban un gran respeto por el equilibrio de la naturaleza, tenían sus propias creencias religiosas, pues pedían permiso a los dueños del bosque, del agua, etc., para tomar uno de sus seres y cubrir sus necesidades de alimentación. Ser un cazador era de gran prestigio en esta tribu, pues significaba tener habilidad para hacerse cargo de una nueva familia. Los niños eran educados por los padres a través del ejemplo. Las mujeres desarrollaban un tipo de trabajo acorde a sus capacidades, no obstante el hombre siempre ayudaba a la esposa en todos los quehaceres.

Las guerras interétnicas no traían consigo las cruentas consecuencias de la explotación de prisioneros esclavos’ (2010: 50). Al extremo de demostrar un comportamiento solidario, pues ‘los prisioneros de guerra eran integrados a la comunidad casándolos con las hijas jóvenes’ (2010:50). Ellos creían en tener el alma sana antes que su organismo.

Después de la llegada de los españoles, conocieron una serie conductas, como la hipocresía, pues veían a estos hacerse amigos para luego traicionarlos y cazarlos.

Asimismo, conocieron dos principales enfermedades: la gripe y la viruela traída por los colonizadores. Probablemente, esta fue una de las principales razones por la que los chiquitanos se dejaron conquistar por los jesuitas pues no tenían las curas para las enfermedades mencionadas, mientras que los sacerdotes sí las tenían. Aprendieron en las reducciones varios oficios que los preparó para el futuro: carpintería, herrería, tejeduría, música, etc.

Por su parte, los moxos al contrario de los chiquitanos, no eran nómadas, se establecieron en lugares altos y cultivaban las chacras. Los varones cazaban o pescaban, mientras las mujeres cocinaban, tejían o fabricaban esteras. Los niños aprendían desde los cuatro años a utilizar el remo y a cultivar la tierra y las niñas acompañaban a sus madres.

Al igual que los chiquitanos, cada pueblo tenía una divinidad como dueño del territorio. Veneraban a sus dioses en el bebedero, danzaban y ayunaban. Escaseaban las guerras pero igualmente trataban con respecto a sus prisioneros, que casi no los había. Había honor en sus batallas (2010:74). Con la llegada de los españoles las guerras se agudizaron, y se hicieron más sangrientas. Los moxos se unieron a ellos por el interés de obtener herramientas de hierro para vencer a sus enemigos, pero al igual que con los chiquitanos, los colonizadores se mostraron embusteros, pues abusaron de su confianza para cazar
esclavos y llevarlos a Santa Cruz.

Al igual que los chiquitanos, los moxos fueron conquistados por los jesuitas y también adquirieron oficios, pero a diferencia de que la ganadería se convirtió en la actividad de primer orden. Adquirieron también la disciplina del trabajo, laboralmente y la disciplina cristiana, que facilitó su adaptación a un sistema cruel de supervivencia colonial.

Los chiriguanos, por su parte, los más feroces guerreros, eran excelentes agricultores, eran una nación superior con alta cultura material. Políticamente no contaban con un poder de decisión central, es decir, si el líder era apresado o muerto en batalla, inmediatamente otro lo sustituía y así evitaban ser presa fácil de los colonizadores.

Su sistema económico era el sistema comunal, donde la comunidad convocaba a asambleas solo para casos importantes, y se gobernaban con la razón no con la imposición, es decir, la explicación antes de la prohibición. En la religión, todos los seres tienen sus dueños y había que pedirles permiso para tomar lo estrictamente necesario. Los niños eran educados en libertad. El varón cazaba, la mujer decoraba o hacía vasijas.

Respecto a la antropofagia, se dice que los chiriguanos tomaban lo bueno de un ser superior a través de ingerir su cuerpo, nunca comían seres inferiores, como los españoles que estaban plagados de vicios, pues los chiriguanos recibían castigos de sus divinidades.
Fueron los más feroces y valientes habitantes del oriente, difíciles de ser cristianizados por los jesuitas, no obstante fueron reducidos en varias oportunidades; sin embargo, las imprudencias y excesos de los colonizadores provocaron que los chiriguanos rebeldes, mataran a los españoles, destruyeran la iglesia y expulsaran a los jesuitas.

Finalmente, los españoles, colaborados por soldados desde la nueva Vallegrande, lograron su objetivo de sojuzgar y convertir a los indígenas, aunque durante mucho tiempo, los focos de rebeldes se mantuvieron (2010:109).

Conclusiones

Los pobladores de las tierras bajas, sean estos nómadas o sedentarios, durante la época precolombina sentían respeto por la naturaleza, tenían el castigo proveniente de las divinidades si cometían algún exceso. Se enfrentaban en guerras solo en caso de incursiones o avasallamiento a su territorio por parte de algún grupo étnico, y sin embargo, respetaban a los prisioneros tomados en sendas batallas y trataban de incorporarlos a su comunidad, evitando sumar enemigos. Desconocían inconductas como la codicia, la mentira, el engaño, la explotación, el abuso, desconocían las enfermedades como la viruela o la gripe, curaban primero su alma para restablecer su organismo, pues creían que la enfermedad era un castigo divino, como consecuencia de algún exceso en la caza o pesca o en la agricultura. Se sabe que actualmente continúan con esos, que al parecer no han sido contaminados por el funesto periodo colonial.

Los primeros mestizos cruceños, herederos de la sangre española, con todas sus implicancias, no estaban acostumbrados al trabajo, despreciaban su origen indígena materno y exaltaban su procedencia europea, denigrando su origen étnico por una actitud señorial de explotación y abuso, desprecio por la vida de los encomendados, a quienes consideraban inferiores en raza y esencia. Los mestizos cruceños, herederos de la soberbia racista, encontraban gusto por el tráfico de vidas humanas, la explotación y el abuso a las mujeres indígenas, a quienes la quemaban por celos o malhumor. Ellas, eran tratadas de manera infrahumana por sus esposos y a veces se sentían obligadas a suicidarse para escapar de semejante estilo de vida. Estos fueron los pobladores del estado-nación republicano monocultural y monolingüe, que empezó cuya vida independiente comenzó en 1825 y terminó oficialmente en 2009, con el nacimiento del nuevo Estado plurinacional, que reconoce la existencia de 36 naciones en igual derecho, con sus
respectivas lenguas, espiritualidades y territorio propio.

Ahora, se vive una nueva era que empezó a escribirse en la primera década de este siglo veintiuno. Es una lucha latente, porque los parámetros de comportamiento de la colonia perviven hasta la actualidad y será otra historia la que cuente el devenir del nuevo Estado Plurinacional de Bolivia.

BIBLIOGRAFÍA

Hurtado Guzmán, Emilio. 2010 – Orígenes Del Estado Republicano Colonial, Un Aporte Desde La Historia Del Oriente Boliviano.

PUBLICADO EN 2013: RED ESCUELA.: La Psicologia Del Español Y Su Legado En El Hombre Del Oriente Boliviano

Ensayo 2

¿Enseñar literatura en clase de lengua?

Publicado porRossemarie Caballero VegaPublicado en EnsayoEditar ¿Enseñar literatura en clase de lengua?

UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN SIMON

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación

Departamento de Post-grado

MAESTRIA EN DIDACTICA DE LA ENSEÑANZA DE LENGUAS EXTRANJERAS

CULTURA Y LITERATURA DEL FRANCÉS, INGLÉS Y CASTELLANO

Por Rosse Marie Caballero Vega

Mireille Naturel (1995) afirma que « la literatura regresa a la moda en la didáctica del francés lengua extranjera. Se la cita, se la refiere, se la venera… después que desde hace mucho se la acusó de todos los males, puesto que ella no permitía comunicar[1] » :

La littérature revient à la mode, en effet, dans la didactique du fancais langue étrangère. On la cite, on s’y réfère, on la vénère… après l’avoir si longtaemps bannie, accusée de tous les maux, le plus grave átant qu’elle ne permettait pas d’apprendre à communiquer (1995 :3).

1. ¿Qué es literatura ?

Comenzaré por preguntarme qué es en realidad literatura. Qué representa esta palabra que, derivada del latín, significa escritura[2]. Por lo que, según Naturel (1995), la literatura es un fenómeno ligado a la escritura, y a partir del siglo XV, se convierte en un sinónimo de erudición, sapiencia en cuanto al conjunto de conocimientos, cultura en general propia de personas cultivadas.

Entramos, pues a raíz de la anterior definición, en el campo de la cultura. Si literatura se convierte en un sinónimo de cultura, es necesario definir más adelante el término cultura.

A lo largo del tiempo, la noción que valida a la literatura como sinónimo de erudición y cultura ha sufrido variaciones semánticas, al igual que, como hemos visto, las ha sufrido el término cultura. Veamos :

Terry Eagleton (1983), en su Literary Theory, se anima a definir la literatura como « escritura imaginativa de ficción », o como una reflexión que puede aparecer en varias formas, o géneros, tales como los ensayos, la autobiografía ; sin embargo, existe una distinción entre hecho y ficción , entre lo histórico y lo artístico.

You can define it as imaginative writing in the sense of fiction (1983 :1).

Asimismo, destaca que no toda literatura gira en función de la ficción, sino también de hechos reales, como es el caso de la novela del siglo xvii, donde se mezclaban eventos reales con ficticios.

Los formalistas como Jakobson han clasificado a la literatura como medio de denuncia social, la literatura como el lenguaje de la encarnación de la verdad trascendental : un hecho material[3]. Para ellos, el lenguaje literario es un cúmulo de desviaciones de la norma, una especie de violencia lingüística, una especial clase de lenguaje.

Lo cierto es que definir la literatura implica todo un debate, pero podríamos adoptarla como « una especial clase de lenguaje », ya que no está supeditada al contenido, ni a la forma, sino más bien a la aserción del lector. El lector, por diversas razones, y a través del tiempo, define si lo que lee es literatura o no.

Eagleton da ejemplos de obras que fueron escritas como literarias en instituciones académicas, pero otras no, y, sin embargo, estas últimas pasaron a ser consideradas literarias, tal el caso de obras de historia o de filosofía, o bien, por el contrario, obras que fueron escritas como literarias, pero que luego, por su valor arqueológico, por ejemplo, fueron consideradas no literarias (1983 :8).

Por su parte, Naturel (1995), basada en el Gran Atlas de las literaturas, resalta que la literatura no es más considerada en su absoluta, sino en sus diversas formas de expresión :

L’étude de la littérature ne se limite pas à la prise en considération des chefs-d’oeuvre, elle doit aussi s’intéresser aux différents facteursqui entrent en jeu dans la réalisation d’une oeuvre, à savoir : « des écritures et des voix, des formes et des supports (…)de figures : celles de l’écrivain, du lecteur, de l’éditeur, du libraire, du critique, du bibliotecaire… »

Séoud (1997 :45) afirma que la característica lingüística principal de la literatura es la polisemia (multisignificación), opuesta al lenguaje cotidiano que es monosémico, es decir de sentido único, sin el cual no habría comunicación. Sin embargo, esta noción abre el debate de que la literatura podría llegar a ser una entidad sin sentido, estética pura, poesía pura que no vale por ni para sí misma.

2. ¿Qué es cultura ?

Según Ariño[4], el término cultura produce confusión, ya que existe variedad de significados y usos : Persona culta: “Ha desarrollado determinadas cualidades y ha adquirido habilidades específicas realizando prácticas concretas y, por tanto, reconocemos que la cultura se adquiere o se pierde cual si fuese un bien determinado” (2000:13).

Etimológicamente, cultura deriva del latín colo=cultivar, y adquiere similitud con el término e-ducere= sacar afuera, desarrollar las potencialidades latentes en el niño.

En el Renacimiento, cultura adquiere tres sentidos:
A) Designa un estado o hábito de la mente, una virtud o bien poseído.

b) Un resultado del proceso, es decir, la obra de arte.

c) El estado o grado de desarrollo de una sociedad como tal, sinónimo de civilización.

A finales del siglo xvii, después del “culteranismo” barroco, cultura pasó a ser sinónimo de erudición, educación y gusto correcto, por lo que el saber y la conducta adquiridos por la educación elitista sellaron la posición social del individuo. Por tanto, existía una dicotomía de clases: los plebeyos (incultos) versus la nobleza (culta); puesto que la cultura era sinónimo del cultivo de la ciencia y el saber, disciplina corporal y buenas maneras, que la plebe desconocía. 

A finales del xviii surge la visión humanista que actualmente está vigente junto a la visión antropológica, como la comprensión de la cultura como el modo diferenciado de vida de un pueblo o de un grupo social, englobando todas las manifestaciones y expresiones propias de dicho grupo.

Según Tylor (1822-1917), la cultura es todo lo creado por los seres humanos, la generalidad de la vida de una sociedad, el modode vida específicamente humano, la totalidad de la experiencia humana acumulada y transmitida socialmente y que en cada grupo tiene una concreción y una singularidad.

Geertz (1987) dice que la cultura es aquel factor de la vida humana que le proporciona su identidad. Para Geertz la cultura es redentora de la conducta humana.

3. Escritura: una competencia comunicativa superior

Escribir es un acto de develación del yo. Cuando un estudiante escribe algo sobre algo, implícitamente devela su pensamiento o sus potencialidades o su concepción del mundo o sus experiencias o simplemente sus problemas. Escribir, o hacer literatura, ayuda a organizar el pensamiento y asumir una posición crítica de la realidad.

Al enseñar una lengua extranjera, el profesor puede crear en el aula un ambiente interactivo entre la escritura y la lectura : escribir para ser leído y valorado por alguien más que por el profesor. Es decir, tradicionalmente el alumno escribe para el profesor, quien valora, evalúa y corrige (y guarda el contenido del texto en su memoria) y ahí termina la aventura de escribir. Sin embargo, Tony Linch (1996) nos da luces de cómo ampliar esta interacción entre el escritor, el lector y el profesor.

 Para clarificar el término ‘escritor’ diremos que en el caso del aprendiz de lenguas, me permito llamarle ‘escribiente’ o ‘el que escribe’, ya que en el idioma español el término ‘escritor’ connota un dominio no solo de la competencia comunicativa de escribir textos, sino de comprender y dominar ciertos campos del conocimiento y,  por supuesto, un manejo exquisito y correcto de la lengua, mientras que el ‘escribiente’ de lengua extranjera es un aprendiz en el campo de la escritura que va en proceso de dominar la competencia comunicativa a través de la escritura.

Volviendo a Linch, respecto a la competencia comunicativa de la  escritura nos dice :
« …the pedagogic potencial of viewing writing as an interactive language process ».

El que escribe hace más que poner oraciones juntas. Manifiesta lo que tiene por decir y el lector decompone el texto, en principio para negociar significaciones (qué quiso decir el escribiente con tal o cual cosa)  y, en un nivel más avanzado, para intercambiar opiniones :

Decomposing a text in this way highlights for learners the process by which the writer takes decisions both about what information to give the reader, in how much detail, and in what order (Linch 1996 :142)


El rol del lector:

Lo interesante según Linch, es plantear al alumno escribir algo para un lector específico, quien puede responder y comentar luego al respecto. Creo que el rol del lector en intransferible, es decir, el escribiente escribe algo para recibir respuesta ajena a los intereses que pueda tener el profesor. Para ilustrar, me permito presentar un fragmento de la presentación de una revista literaria :

…dicen también que las almas de muchos libros están en cada rincón de nuestro colegio porque han sido leídos por los estudiantes y quieren recuperar esa parte de su vida que se ha quedado en cada uno de los lectores (Revista Kunna, 2005:3).

El lector tiene una percepción diferente del profesor, no está dirigida hacia ciertas expectativas, como en el caso del profesor. El lector simplemente lee, sea por placer, puesto que, a decir de Ferrufino[5], “el placer es esencial”; por pasar un momento, por informarse de algo o incluso por ‘complicidad’ con el escribiente, ya que desea tal vez compenetrarse con él por razones de amistad o conocer cómo el escribiente escribe

El rol del profesor :

El profesor, el lugar de adoptar una actitud negativa de corrección o desaprobación de lo que el aprendiz hace, debe asumir una actitud de alimentador de escritura de textos. Anteriormente, por los años 70, el objetivo de la escritura era la seguridad gramatical, vocabulario, correcta escritura, puntuación, etc. mientras que ahora, después de los 70, esto ha cambiado hacia el interés por el proceso, es muy importante cómo el aprendiz escribe el texto que el resultado en sí.

En el proceso de escritura, se pueden seguir los siguientes pasos :

Seleccionar

Leer

Planificar

Esbozar

Volver a escribir

Leer con atención

Resultado final

Se debe considerar tres aspectos al escribir textos: la secuencia, (el orden) el género (tipo de texto) y proceso (los pasos a seguir). La atención al producto final viene después, porque la edición y corrección del texto no puede preceder los otros dos aspectos.

La retroalimentación durante la escritura :


Las dudas y problemas que surgen durante la actividad de la escritura son buenas oportunidades para aprender de alguien para superarlos ; en ese sentido, el profesor debe brindar retroalimentación, guía durante el proceso, para dar al aprendiz seguridad emocional.

La retroalimentación después de la escritura :

En lugar de corregir los errores del alumno explícitamente, el profesor debe aclarar dudas respecto al texto escrito, pidiendo al escribiente que explique aquellos puntos que no están muy claros. De esta manera ambos pueden interactuar más efectivamente.

Destrezas micro :

Dependiendo del nivel, se puede fomentar la escritura, en principio, en nivel elemental o básico, sus biografías. En un nivel medio escritura de cartas y textos cortos, cuentos, poemas. En el nivel avanzado, ensayos y textos de mayor trabajo intelectual.

4. Ejemplos de textos escritos en Inglés básico, en la U. E. Daniel Salamanca

En la Unidad Educativa fiscal Daniel Salamanca de nuestra ciudad, los alumnos tienen cuatro períodos semanales de Inglés. Esto porque en años anteriores la directora y padres de familia habían preferido sumar al Inglés las dos horas que autoriza el gobierno para el idioma Francés. De esta manera, aunque tal decisión resulta discutible, se omite la materia de Francés, pero se favorece el aprendizaje del Inglés, asunto este muy discutible, pero que en esta ocasión no es el punto principal.

En este lapso, y a lo largo del año, los alumnos de nivel básico (7º, 8º Primaria y 1º secundaria) empiezan escribiendo textos cortos con el uso del verbo ser y paulatinamente se abarca otros verbos. Por ejemplo :

Hello ! My name’s Luis. I’m from Bolivia. I’am 15. I’m a student. I live in Cochabamba. My adress is Km 3 Blanco Galindo. My phone number is 4423387. My father’s name’s Mario and my mother’s name’s Juana. I have three sisters and a brother. My brother is married, mys sisters aren’t. I’m not married. I like chicken and salad. I don’t drink coffee. In the mornings, I work in a shoes factory , and in the afernoons I go to school. I like English because the teacher.

Más adelante, los estudiantes van narrando en tercera persona y apropiándose del idioma en su contexto, es decir, inventan historias relativamente jocosas involucrando a sus compañeros de aula,  a saber :

This is Marco and Maria from Bolivia. Marco is from Punata and Maria is from Chapare. They are students. He is 18 and she is 17. They are married. They have five children : Juncito, Scarlett, Manuel, Freddy and Carla. They all live in Cochabamba. María is a hairdresser in her free time and Marco is a ‘clefero’. Marco likes chicha but María doesn’t.

Si bien en este tipo de historias, que son completamente irreales, excepto por los nombres de los actores que son hacen alusión a los miembros de la clase de lengua, se advierte estereotipos culturales, como ser de Chapare, o gustarle la chicha, etc., resulta un instrumento válido para apropiarse de la lengua, ya que el estudiante aprovecha la oportunidad para inventar una realidad que le parece jocosa y divertida, en la que cada alumno está de alguna manera involucrado al escuchar su nombre dentro la historia ,y se esfuerza por comprender el mensaje y replicar también escribiendo en Inglés. Así, como se dice popularmene, entre chiste y chiste, ellos se están comunicando en la lengua meta para manifestar inclusive sus sentimientos, porque no falta alguno que escribe algún secreto a voces :

This is Freddy Zurita. He’s from La Paz, but he lives in Cochabamba. He’s a student at Daniel Salamanca School. He likes María and he likes Rosario too. Rosario loves him, but María loves Pedro Fuentes. Freddy is married. He has two brothers : Elber and Saul. Elber loves Anita and Saul loves Raquel.

Este material se comparte entre los miembros del grupo, se hace albumes individuales con ilustraciones y/ o fotografías, corazones, flores deshidratadas, tarjetas, etc.

Esta es una experiencia que está sucediendo en un colegio fiscal de nuestro medio, donde, por supuesto se orienta a los estudiantes acerca de los  estereotipos culturales, de la valoración de la identidad del otro diferente ; valores como el amor, el respeto, la fidelidad, las relaciones de pareja, etc., de acuerdo a su edad, ya que están entre los 11 y 15 años. Todo esto en lengua materna, porque no olvidemos que es un nivel básico donde el aprendiz no tiene todavía el vocabulario necesario para entablar una charla más profunda.

Bibliografía

Ariño Antonio. Sociología de la cultura. Ariel

2000

Linch, Tony. Communication in the language classroom. Oxford University Press :

1996 OXFORD NEW YORK

Caballero, Rosse Marie. Kunna. Revista Literaria. Colegio Paulo Freire. Cochabamba.

     2005

Eagleton Terry. Literary Theory. The University of Minesota. Minneapolis.

1983

Naturel, Mireille.  Pour la littérature, de l’extrait à l’oeuvre. CLE International. Paris.

1995

Séoud, Amor. Pour une didactique de la litérature. Haier/ Didier. Paris: 1997

MAESTRANTE : ESTHER ROSSE MARY CABALLERO VEGA

DOCENTE : ELENA FERRUFINO COQUEUNIOT

GESTIÓN 2005- 2007

COCHABAMBA- BOLIVIA


[1] Traducción mía.

[2] Naturel (1995 :7)

[3] Eagleton (1983 :2-3)

[4] Ariño Antonio.

[5] Ferrufino, Elena. Docente Literatura. Umss. Cbba. Bolivia (2006).

Rossemarie Caballero, en 2013

Ensayo 3

La rara entereza de Lindaura Anzoátegui de Campero
Primera narradora feminista boliviana


Por Rossemarie Caballero Vega*

En la ciudad de Tarija, abril representa el mes de la pascua florida, vivida con intensidad y tradición. Tal es así que las actividades festivas se inician con la Entrada Normalista, cuando jóvenes y señoritas estudiantes, además de docentes de la Escuela Superior de Formación de Maestros de Canasmoro, entre danzas y cánticos, recorren las principales calles hasta la plaza Luis de Fuentes, derramando a su paso todo el brillo y colorido de este valle vitivinícola. Durante la versión de 2017 se implementó a la Entrada un desfile de “Personajes emblemáticos” de Tarija. Ahí surgió la idea de reivindicarla del olvido y personificar con atuendo y peinado a la usanza de la época a, escritora, poetisa y Primera dama de la nación por matrimonio Narciso Campero (1880-1804), presidente de Bolivia.

Luz María Achá, profesora de Literatura durante 31 años en la Unidad educativa Lindaura Anzoátegui de Campero, nos comparte sus impresiones cuando “Fijamos la vista en el retrato de doña Lindaura Anzoátegui de Campero y encontramos un rostro que revela un alma conmovida, con gesto imperceptible de dolor. A sus ojos asoman sentimientos nobles: amor, bondad, tristeza, el espíritu elevado y puro de la poetisa y novelista, que nació en el Valle de Tojo (Cantón de la provincia Avilés, departamento de Tarija), el 31 de marzo de 1846, allí, junto a sus padres, pasó la primera infancia, cuando llegó a la edad escolar, la familia se trasladó a la Ciudad Blanca de Sucre.

Fragmento del ensayo publicado en el periódico Cambio, hoy Bolivia, 2017

Por qué la rara entereza de Lindaura

Lindaura nació en el Valle de Tojo, nieta del aristócrata marqués de Tojo. A sus 16 años quedó huérfana de madre, y en el mismo año perdió a su hermano. Más tarde se comprometió y casó con el coronel Campero, con quien viajó a Europa cuando el coronel fue designado embajador en Francia en 1888. A su retorno, quizá influenciada por la cultura europea publicó su primera novela…. Utilizaba dos seudónimos para escribir. El Novel y Tres estrellas, llegando a publicar el total de cinco novelas: La madre, 1891; La mujer nerviosa, 1891; Luis, 1892, cuidado con los celos, 1893, Huallparrimachi, 1894; Don Manuel Ascencio Padilla, 1976; el ensayo Cómo se vive en mi pueblo. Estampas, 1892, y varios poemas, según el libro Más de cien escritores bolivianos (2017) de combate cívico, entre ellos el emblemático Bolivia, dedicado a su esposo, develando el sufrimiento de una mujer y madre en tiempos de la guerra del Pacífico.

Me referiré en primera instancia al significado del término “raro”, como poco común, y “entereza”, como “Cualidad de la persona que afronta un problema o dificultad con serenidad y fortaleza para mantener las propias ideas, juicios o decisiones”. El porqué del título del presente ensayo se explica con el fragmento de Urquidi: Los azares de la política y lo precario de la situación económica (…) siempre la hallaron de rara entereza de carácter, a prueba de vicisitudes. Sufriendo el general Campero hostilidad encarnizada… (1919, 83), fragmento que rescato como base del título del presente documento “La rara entereza de Lindaura Anzoátegui de Campero, primera novelista feminista boliviana”.

Virginia Ayllón (2006) en su ensayo: Lindaura Anzoátegui de Campero – La primera dama escritora, señala “Primera dama por su doble característica de ser esposa del presidente Narciso Campero (presidente entre 1880 y 1884), pero también por ser la primera narradora boliviana, la primera en usar la pluma para la denuncia de la situación del indio en la nueva República, la primera en impugnar las vicisitudes de la vida política y la primera en cuestionar la situación de la mujer en el nuevo país denominado Bolivia” (Ayllón, 2006: 17). Y con toda razón complementa que “El carácter de la literatura de Lindaura Anzoátegui de Campero es fundacional en las letras bolivianas”.

Asimismo, en otro estudio, Ayllón & Olivares la declaran escritora “suicida”, junto a las pioneras autoras bolivianas, Adela Zamudio, María Virginia Estenssoro e Hilda Mundy: “Este ensayo se acerca a la vida y obra de cuatro escritoras que se suicidaron frente a la sociedad, aceptaron cada una a su modo, ponerse en boca de las demás, o sea hacerse palabra pública” (2010:149). Unas más que otras sufrieron por su atrevimiento, las cuatro optaron por caminos vedados para su época.

Si recurrimos a la cronología de autoras bolivianas, nos encontramos con las consideradas pioneras de la literatura nacional y el género en el que destacaron, a saber: Josefa Mujía (Sucre, 1812. Poeta); Mercedes Belzu Gorriti de Dorado (La Paz, 1835, poesía); Lindaura Anzoátegui (Tarija, 1846, novela); Hercilia Fernández de Mujía (Potosí, 1860, poesía); Adela Zamudio (Cochabamba, 1854, poesía); Virginia Estessoro (La Paz, 1902, novela) e Hilda Mundy (Oruro, 1912, poesía).

El texto “Bolivianas ilustres; heroínas, escritoras, artistas; estudios biográficos y críticos”, de José Macedonio Urquidi (1918), texto colgado en internet por Librerías de Conecticut las nombra así: María Josefa Mujía (1812), la afamada y triste «poetisa ciega»; Lindaura Anzoátegui de Campero (1846), literata eximia, la novelista mejor acaso de la República, cantora de sus tradiciones de gloria; Mercedes Belzu Gorriti de Dorado (hija de Manuela Gorriti), sentimental poetisa de gusto clásico; Hercilia Fernández de Mujía, de suave y elegante lirismo e inspirada artista musical; y, sobre todo, Adela Zamudio (1854) maestra y poetisa cochabambina.

Por su parte, los descendientes de Lindaura Anzoátegui Campero de Campero en el año 2006 publican un compendio de obras y ensayos en torno a la obra de la autora denominado Desafío de mujer, vivir sin el velo de la ilusión por Editorial Plural de La Paz, en cuya contratapa se puede leer los siguiente: Al igual que la de otras, la de Lindaura Anzoátegui de Campero forma parte de la rica tradición de mujeres bolivianas, quienes desde la cultura han abierto brechas para la activa participación de la mujer en la vida contemporánea de nuestro país. (Desafío de mujer, contraportada). Sara Romero de Salamanca, en su discurso de presentación del libro don Manuel Ascencio Padilla (2006), señala “Creo que en el Año Internacional de la Mujer, es oportuno que una de las grandes escritoras bolivianas merezca el homenaje de dar la estampa su novela histórica inédita. Será un doble reconocimiento: a Lindaura Anzoátegui de Campero y su personaje preferido y admirado, Juana Azurduy de Padilla”m refiriéndose a “La guerrera americana más ilustre (1919) La heroica amazona de la gran guerra, la libertadora de Bolivia, la gran Juana Azurduy de Padilla, de donde las mujeres bolivianas heredamos la valentía varonil y el denuedo de mujer patriota. En la obra Huallparrimachi, la denominan “endemoniada viuda”, por el terror que inspiraba la fortaleza y lucha de Azurduy, nacida el siglo XVIII en alto Perú.

Retornando a la infancia de Anzoátegui, el escritor Macedonio Urquidi (1919) nos dice que aprendió a leer antes de los cinco años, estudió lógica, retórica, francés, practicaba la equitación, natación, baile, canto, faenas del hogar, ejercicios de piedad. Prefería la soledad y el silencio lejos del vano bullicio del mundo (p. 77). En Europa aprendió inglés e italiano.

Asimismo, destaca su inteligencia descollante y excepcionales virtudes. Narradora y detallista. Su talento descriptivo y espíritu de observación prometía (Urquidi, 1919) escritos tienen originalidad, hay variedad en la trama que interesa, los diálogos son naturales, espontáneos. El lenguaje es fácil y correcto. Ahí muestra la autora talento de amplias vistas, genio vivaz e intuición rápida, su estilo es ágil, sobrio y pintoresco en estas como en todas sus obras (p.84) Mientras que de su esposo afirma: El general Campero, uno de los presidentes más patriotas, más abnegados y más honrados que ha tenido la República de Bolivia, comparado con Sucre mismo, hizo la transmisión legal del mando supremo en 1884 en la capital (Urquidi, 1918:85).

En palabras de Julio Cesar Valdés, en una crítica literaria, señala que solo dos mujeres merecen en Bolivia, el calificativo de buenas escritoras. Sin ofender a las demás que han hecho apreciables tentativas literarias: El Novel y Soledad. (Urquidi, 1919).

Por su parte, Ayllón (2006) señala que “Es con su obra “Cuidado con los celos” que Anzoátegui ha logrado su conciencia de ser escritora, y el oficio que esto implica: a través del ser mujer y el ser indio en la Bolivia del siglo 19. En esta novela mujeres e indios comparten dos características en su deber ser: la lealtad/fidelidad y el sacrificio. Ambos llegan a ser cuando se sacrifican” (…) En este punto, cabe recordar que en Bolivia, indios y mujeres no tenían derecho al voto antes de 1956, la gran Adela Zamudio (1854) lo denuncia en su poema Nacer hombre: “Vota el pillo peor, permitidme que me asombre, porque es hombre”. La revolución de 1952, concedió a la mujer el ejercicio de sufragar en las elecciones de 1956; es decir, un siglo y 31 años después del nacimiento de la República de Bolívar, hoy Estado Plurinacional de Bolivia.

El carácter pionero de Lindaura, más allá de su rol como primera dama o primera narradora, es en palabras de Ayllón: Denunciar la situación de la mujer, el deber ser femenino construido en la Bolivia del siglo XX, porque avizora los que después Zamudio nombra e instaura, crea a la mujer boliviana, a decir de Weatüchter: la obra de Zamudio no comparte con la otredad colonial, pero inaugura otra: la del exilio femenino. (…)

En el ensayo Estado y mujeres en la obra de cuatro narradoras bolivianas, Ayllón (2016) corrobora que Anzoátegui percibe, de manera intuitiva, rasgos que unen a los sujetos colonizados, en este caso en su calidad de víctimas. Evidentemente, esta intuición de Anzoátegui, alude a lo que solo en el siglo XX se conocerá como la relación entre patriarcalismo y colonialismo (Rivera, 2010). Cit. por Ayllón, 2016).

Como se advierte, Anzóategui percibió algunos elementos de la estructura del Estado colonial y los nombró desde el reclamo de la atención a la mujer, habida cuenta de su aporte a la construcción de la nación y también intuyó la estructura colonial jerarquizada del nuevo Estado (Ayllón, 2016).

A decir de Fernando Diez de Medina, “Lindaura Anzoátegui de Campero inicia el costumbrismo propiamente dicho. Sus novelas cortas y sus cuentos, lo mismo que sus relatos históricos, denotan perspicacia en la sátira social, fino dibujo psicológico, sentimiento estético del paisaje (…) la señora Campero es un alma delicada, cuyas obras, sentidas y armoniosamente logradas, contrastan con el barroquismo ambiente. Por la habilidad con que plantea y resuelve los conflictos pasionales, se advierte un temperamento dramático que no llegó a florecer en plenitud. Huallparrimachi, Una mujer nerviosa, Luis, Manuel Ascencio Padilla y otras narraciones, denotan un temperamento realista y romántico al mismo tiempo, bien controlado, que sortea diestramente las vallas del relato.

Detractores de Lindaura sobre su rol en la Guerra del Pacífico


Mientras Urquidi (1919) escribía que la paz hogareña deseada por la señora Anzoátegui de Campero era imposible. Chile ocupó con su ejército el puerto de Antofagasta. Campero olvidó sus diferencias con Daza y le escribió “Pido se me conceda el derecho de defender a mi patria, como soldado”. Ese paso estaba de acuerdo con el temperamento cívico de doña Lindaura. Y su marido no fue soldado sino comandante de la Quinta División, de la cual abundante papel se ha escrito. La esposa, indignada ante la brutal agresión, publicó en marzo de 1879 una poesía varonil de que copio: Esposa soy y madre! Mas soy hija de su suelo también, y en mi mejilla siento caer la candente mancilla que te arroja, cobarde, el invasor.

Desde El Salvador dirigió vibrantes versos patrióticos, acogidos en los periódicos. Ya no podía ser la mujer corriente que según su ideal sencillo quería ser. Era la esposa de un hombre de destacada notoriedad. Y los de la guerra no fueron para ella meses de sosiego. Empujada por los acontecimientos y por la situación de su marido, mostró: su temple espiritual pues se consideraba parte de la patria invadida y ultrajada. Después de haber sido jefe del Ejército Unido, el general Campero fue llevado a la presidencia de la república el 19 de enero de 1880 y confirmado en ese cargo por el Congreso el 19 de julio de ese mismo año. Doña Lindaura, en los años de la presidencia del general Campero, fue una de las primeras esposas de mandatario que se dedicó a eficaces labores de beneficencia, atención de hospitales, equipamiento de ambulancias. Organizó conciertos y en ellos actuó personalmente. No le deslumbraba la posición de primera dama; cumplía su deber con discreta comprensión de necesidades relacionadas con la guerra injusta y sus consecuencias inmediatas.

Sin embargo, el menosprecio al rol de la mujer en plena guerra se patentizaa en la ponencia al Encuentro Trinacional Bolivia-Perú, Chile. Historia de la Participación de los pueblos indígena originario campesino y afrodescendientes en la Guerra del Pacífico, 1879, organizado por la Vicepresidencia del Estado, donde Oporto (2013) señala sañudamente:
“Pero lo que llama poderosamente la atención es que precisamente en esos álgidos y turbulentos meses, luego de la derrota del Ejército Unido en el campo de El Alto de la Alianza, la esposa del Presidente Narciso Campero, la distinguida poetisa Lindaura Anzoátegui de Campero, se había enfrascado en atender un desafío singular: remodelar el Palacio de Gobierno, pues vio que este recinto se encontraba en deplorables condiciones”.

revistasbolivianas.org.bo/scielo.php?pid=S1997-44852014000200003&script=sci_arttext

No obstante, a pesar de la intención destructiva de Oporto, su comentario no hace otra cosa que manifestar indirectamente que Anzoátegui tenía el valor de la honestidad y transparencia, pues en el texto citado explica que se hizo compras con factura y con detalle de monto y lugar. No como la prensa en los últimos tiempos informa que la corrupción campea a todo nivel del aparato estatal.

Urquidi (1019) nos cuenta que al cumplirse el período residencial de su marido, se retiró a la hacienda San Salvador, con la certidumbre que entonces podría vivir para sí y para los suyos. Tampoco le estaba dado alcanzar, esta forma de felicidad bucólica. El general Campero fue arrancado de su retiro y llevado a la representación senatorial para formar el grupo de oponentes del presidente Pacheco, su pariente, con quien mantenía un escandaloso pleito judicial por pertenencias mineras y que le ocasionaron sinsabores y persecuciones. Fue entonces que Lindaura, con su pseudónimo El Novel salió a la palestra de la prensa para defender a su marido contra quien se ensañaba la venganza.

Sin embargo, lo evidente es que Ignacia Zeballos residía en Puno cuando decidió, de motu proprio, acudir al llamado de la patria. Su testimonio es revelador. El 10 de septiembre de 1880, le escribe al Presidente Narciso Campero:
“Cuando se declaró la guerra de Chile contra nuestra desgraciada patria, me vi obligada por el sentimiento nacional y amor al país, a salir de Puno hacia esta ciudad [La Paz] a ofrecer mis servicios al gobierno supremo, con tal motivo me puse en marcha a Tacna, teatro de la guerra, donde serví al Ejército por diez meses sin retribución alguna. Después el General Camacho tuvo a bien asignarme un sueldo de 30 Bs. mensuales y más tarde el de 32 Bs. por haberme pasado a la Ambulancia”. (9)

¿Cuál era el motivo de su carta al Presidente Campero? Ignacia Zeballos había servido a la Ambulancia del Ejército durante más de un año y medio, seis meses como voluntaria, tiempo que dejó un tesoro preciado en la ciudad peruana:
“Al presente, que hacen más de 16 meses que me he retirado de Puno, dejando una hija tierna, tengo necesidad de ir allí a recogerla y abonar los gastos que por ella hubiese hecho la familia a quien la recomendé. Con este fin pido por gracia especial y en atención a los servicios que tengo prestados al Ejército y que los prestaré que usted tenga la bondad de hacerme dar unos 300 Bs., con los que emprenderé mi viaje, para luego volver a mis tareas de la Ambulancia”.

El presidente Campero atendió el pedido, con proveído de 13 de septiembre de 1880, instruyendo: “páguese por la Caja Nacional a la ocurrente la suma de doscientos cuarenta bolivianos, a buena cuenta de los haberes que ha devengado”. El Intendente de Policía César Sevilla fue responsable de entregar, anticipadamente, la suma señalada como consta en el recibo firmado el 10 de septiembre. La orden, luego, fue endosada a Lindaura Anzoátegui de Campero, quien reembolsó, al Intendente de Policía, la suma en efectivo el 18 de ese mes.
Adviértese que Lindaura Anzoátegui de Campero ejerció, con buen éxito, una preocupación esencial: Exaltar el temple de la mujer patriota”, Janet Ortega/
Trigo Paz, Heriberto (1959) Poetas Tarijeños 3. Editorial universitaria: Tarija.

“Durante la guerra del Pacífico, Lindaura no llora, llorar es cobardía, dice, y espera que Bolivia se levante” al son de los versos patrióticos la nación irá al triunfo, tal parece recitar los versos de Gabriel Zelaya “La poesía es un arma cargada de futuro…”.El 11 de agosto de 1896, murió en la ciudad de Sucre, el gran Campero, había cumplido 83 años. A su lado estuvo la abnegada esposa, fiándole siempre, prodigándole cariños y cuidados hasta el último instante. Mujer de entereza doña Lindaura trató de sobreponerse a su dolor.

En la novela, en el cuento, en la biografía, en sus prosas en general LAC se muestra sencilla, tierna, suave, sensitiva, y sobre todo sincera. Hay en sus escritos como notas musicales que semejan el arrullo de una madre. La esencia femenina es muy visible en sus poemas. Sus versos tienen la noble resonancia de una voz humana, voz de mujer.

A manera de anécdota, Lindaura inicia una paradoja, pues es sabido que a los tarijeños, llamados cariñosamente chapacos, se les asigna el mote de “lentos”, que siempre llegan al final; pero en este caso, Lindaura es lo opuesto a la regla: Ella llegó primero, y se constituye en la primera novelista boliviana, la primera poetisa es la antes nombrada María Josefa Mujía, la ciega, nacida en 1812.

Huallparimachi


En palabras de Heriberto Trigo Paz (1982)
“Huallparrimachi es la novela de mayor mérito entre las cinco que escribió Lindaura Anzoátegui de Campero. Publicada en Potosí el año 1894, sus 160 páginas contienen un relato construido con originalidad y belleza literaria, con habilidad en la manera de encadenar los episodios.

Su fondo es de carácter histórico, con personas reales y de ficción, siendo el principal el poeta quechua que da nombre al libro, Huallparrimachi, hijo de María Lahuaraura, descendiente directa del Inca Huáscar, “partidario decidido de la causa independiente” e “hijo adoptivo” de Manuel Ascencio Padilla y de Juana Azurduy de Padilla.

Amor para la muerte


Ronsardes, acribilla a Huallparrimachi quien había pasado la noche con su amada Blanca, inmediatamente Leoncio apuñala a Ronsardes quien: “ y el puñal de Leoncio se hundió una y otra vez en el pecho de Remigio, que insensible, con la rigidez de una estatua, cayó al fin, mezclando su sangres con la ardiente y generosa de los dos amantes” (p.130) chorro de sangre.
Anzoategui, L. (1993) Huallparrimachi. Colección Ayer y Hoy: La Paz

Doña Juana, heroína americana, entrega a Huallparrimachi un “mensaje reservado”, dirigido a La Madrid, jefe de una fracción del ejército auxiliar argentino en el Alto Perú. En camino, el emisario es seguido por un espía indígena, destacado por Remigio Ronsardes, padre de una muchacha de quien está enamorado Huallparrimachi, y cuyas relaciones: amorosas rechaza aquel padre. El espía se finge patriota, y gana la confianza del poeta -soldado. (Ronsardes había obtenido los servicios de espionaje de aquel indígena haciéndole consentir que el incendio de su choza y el asesinato de su familia fueron obra de los patriotas, de los que debía vengarse). Huallparrimachi cumple la misión.

Comunica a La Madrid que doña Juana Azurduy de Padilla estima que debe postergar el asalto a la capital Sucre —ciudad que estaba en manos de los realistas—hasta que las fuerzas militares organizadas por ella puedan sumársele. La Madrid está en las puertas mismas de la capital y se traba el combate. Huallparrimachl combate en la vanguardia. La Madrid es derrotado. Se esfuerza en evitar la desbandada de sus tropas, las que, reorganizadas, se sumarán a los efectivos de la guerrillera, a la sazón en Sopachui. Redacta un mensaje, y encomienda su conducción a Leoncio, el indígena espía. Este, en vez de entregar la carta a doña Juana, la pone en manos del jefe realista La Hera. Don Remigio reúne a su gente y va a sumarse a La Hera. Su hija queda en casa, custodiada por un antiguo sirviente. Huallparrimachi logra ver a su enamorada, a Blanca, la hija de don Remigio. En el interin, Leoncio, el indígena espía, descubre que quienes incendiaron y saquearon su casa fueron los realistas, con Remigio a la cabeza. Ciego de odio, el nativo se dirige a la casa de aquél. Pero don Remigio se adelanta en llegar a ella, y, al sorprender a su hija en brazos de Huallparrimachi, no trepida en dar muerte a ambos. Leoncio arriba luego a la casa, y mata a don Remigio. La Hera y La Madrid se traban en cruento combate en las cercanías de Sopachui. Las fuerzas patriotas sufren tina nueva derrota”.

Lindaura Anzoátegui y su poema Bolivia

Fuente: Una producción del Museo del Aparapita en que rescatamos el poema ‘Bolivia’ escrito por la tarijeña Lindaura Anzoátegui de Campero. Realizació de Elías Blanco Mamani. https://www.youtube.com/watch?v=YVYykMAlX5U

Fernando Diez de Medina sobre la obra de Lindaura:


“Lindaura Anzoátegui de Campero inicia el costumbrismo propiamente dicho. Sus novelas cortas y sus cuentos, lo mismo que sus relatos históricos, denotan perspicacia en la sátira social, fino dibujo psicológico, sentimiento estético del paisaje. ¿No ha dicho Joubert que la literatura es delicadeza? Pues bien: la señora Campero es un alma delicada, cuyas obras, sentidas y armoniosamente logradas, contrastan con el barroquismo ambiente. Es “la mejor prosa escrita en Bolivia por pluma por pluma femenina”, afirma un crítico. Por la habilidad con que plantea y resuelve los conflictos pasionales, se advierte un temperamento dramático que no llegó a florecer en plenitud. Huallparrimachi, Una mujer nerviosa, Luis, Manuel Ascencio Padilla y otras narraciones, denotan un temperamento realista y romántico al mismo tiempo, bien controlado, que sortea diestramente las vallas del relato”.

Otro ensayista apunta: “Maneja bien el diálogo, y es de tal valor plástico, que informa por sí solo de toda la acción y trasluce el escenario o fondo”. Doña Lindaura vió y expresó las escenas habituales de su Bolivia, como la Fernán Caballero transcribió las de su España. Lástima que sus variadas producciones se hallen dispersas, o no se hayan reunido en libros, lo que impide gustar largamente los zumos de su noble ingenio. Fue también poetisa de rara distinción espiritual. andesacd.org/lindaura-anzoategui-campero-de-campero/4/ consultado el 12 septiembre de 2017. Publicada en Literatura Boliviana en 1982.

Bibliografía


Agreda, R. (2017) Más de cien escritores bolivianos. UPEQ: Cochabamba
Ayllón, V. & Olivares, C. (2010) Las suicidas: Lindaura Anzoátegui de Campero, Adela Zamudo, virginia stenssoro e hilda mundy. Fundación PIEB: LA PAZ
Ayllón, Virginia (2016) Estado y mujeres en la obra de cuatro narradoras bolivianas. Universidad nacional.
Descendientes de Lindaura Anzoátegui Campero de Campero (2006) Desafío de mujer, vivir sin el velo de la ilusión. Editorial Plural: La Paz
Oporto, Luis. Indios y mujeres en la Guerra del Pacífico Actores invisibilizados en el conflicto. revistasbolivianas.org.bo/scielo recuperado en octubre de 2017.
studylib.es/doc/8480597/descargar-el-archivo-pdf—revistas-de-la-universidad-nac/recuperado el 20 de octubre de 2017
Trigo Paz, Heriberto (1959) Poetas Tarijeños 3. Editorial universitaria: Tarija.
Urquidi, J. (1918). Bolivianas ilustres: heroínas, escritoras, artistas; estudios biográficos y críticos. Arnós: La Paz.

* Rossemarie Caballero Vega (Cochabamba, 1961) Poeta, ensayista, narradora, docente, columnista de prensa y gestora cultural boliviana. Estudió Letras en la Normal Católica de Cochabamba; Licenciada en Idiomas, por la Universidad Mayor de San Simón y Licenciada en Inglés, por la ESFM Enrique Finot. Cursó las maestrías: “Didáctica de la enseñanza de lenguas extranjeras: Inglés, Francés y Castellano”, UMSS – Nantes y “Educación Sociocomunitaria Productiva”, Universidad Pedagógica – Convenio Andrés Bello. Viajó a Madrid con una beca de la AECI sobre Literatura y Lengua. Luego pasó a Francia donde participó en eventos culturales y ambientó su primera novela. Miembro del equipo de edición de revista Temas Cochabamba (www.temascbba.com). En 2016 cursó el Taller de Recursos Narrativos con Liliana Díaz Mindurry, Buenos Aires. En 2018 fue Co-conductora del programa de radio virtual A cierta Hora, Ciclo En la otra puerta (www.enlaotrapuerta.com.ar.). Residió en Argentina.

Publicado en La Esquina, periódico Cambio de La Paz, el 7 de diciembre de 2017
Rossemarie Caballero (centro) personificando a Lindaura Anzoátegui junto a damitas de la época, en el desfile de Personajes emblemáticos en la Pascua florida, ciudad de Tarija, abril de 2017
Rossemarie Caballero (con quitasol) personificando a Lindaura Anzoátegui junto a Narciso Campero, en el desfile de Personajes emblemáticos en la Pascua florida, ciudad de Tarija, abril de 2017

Artículo 1

Mi escritura, ese sabor a mujer

Comencé a escribir por necesidad. La necesidad de descifrarme, reconocerme, pensarme como mujer sintiente. Todos saben que la literatura es una fuente poderosa que nos lleva a explorar las palabras, el significado, el origen, las implicaturas, las variantes, los enigmas, hasta la “cortedad” del mensaje si en el mejor de los casos no dice todo lo que el pensante quiere; y la escritura además de arma es un arte. Fuera del arte el mundo es cotidiano, quizá incluso cargado de hastío. El arte es creer. Yo creí que escribir me haría bien, y me hizo, de alguna manera,  provocando, contando, incluso bramando si quieres, en cada poema o relato.

La literatura es cataclismo. Si no mueves lo establecido no es literatura que valga la pena. Ahí me di cuenta que mi literatura, al inicio, buscó decir algo, con palabras huecas, dolientes, solitarias… pero el tiempo las fue acomodando. Y surgió otra energía, una combinación intensa de palabras que me hizo más fuerte. Una combinación que debió ser inédita, hasta cierto punto original, si se puede llamar original a algo, pues creo que alguien escribió o dijo antes de  manera similar –en mayor o menor grado- lo que intentamos decir en cada texto. “Voz propia”, le llama Patricia Bence Castilla, “rupturista”, agrega. Y me gusta que me asigne el rol de rupturista. Pero falta. Siempre falta, y en la búsqueda está la alegría de seguir escribiendo. Hasta encontrar ese algo que cada escritor/ escritora sabe que busca, a  veces lo logra, otras no.

Cuando Elena Ferrufino Coqueuniot mencionó que mi Enigmas de la Esfinge colmaba la expectativa de ese lenguaje, esa subjetividad otra que Kristeva o Cixous alegaban refiriéndose al lenguaje de mujer, comprendí el sabor que tienen las palabras de la literatura escrita por mujeres, y aquí me encanta husmear.

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Acabo de reencontrarme, de reconocerme, en su espejo, en su agua, Narciso, en su fuente. Soy, tal vez la griega, pero soy más, soy multitud. Me habitan extraños seres que se disputan el derecho de decidir mi suerte en la partida interminable del ajedrez que empezó en aquel preciso instante que escuché su voz y miré su imponente figura. Parecía usted un príncipe, aunque sin capa azul y sin caballo blanco. Ardientes destellos nacidos en los cristales de las ventanas rebrillaban y se apagaban en los pastos verdes de mis sueños”. (Fragmento. Enigmas de la Esfinge, 2007)

Escrito en diciembre de 2020

Artículo 2

ALUMBRAMIENTO DE “DESLUMBRAMIENTO”

Por Rossemarie Caballero Vega*

¡Alumbra lumbre de alumbre…! Deslumbramiento, 46 narradores bolivianos hablan de su escritura, titula el libro compilado por Gaby Vallejo Canedo y publicado por el Grupo Editorial Kipus en abril de 2021. El volumen es el colofón del ciclo virtual NARRATIVA BOLIVIANA CONTEMPORÁNEA, organizado por la Biblioteca Thuruchapitas y conducido por la emblemática escritora cochabambina durante el primer año de la pandemia del coronavirus.

Deslumbramiento no es un libro mercantil, en términos de Díaz Mindurry[i], al contrario, es un confesionario, una indagación sobre las razones que llevaron a cada narrador a convertirse en escritor, un libro íntimo que todo lector y escritor quiere tener y leer. A decir de Vallejo: “Tiene abiertos los caminos para correr entre los que aman la lectura y los que ansían emprender la escritura”. La Responsable de la edición agrega: “Ahora, otros escritores me ayudan generosamente a publicar este libro con sus propios fuegos, búsquedas y quebrantos en el proceso de descubrir la escritura.  Por eso, este libro es tremendamente rico. Les debo a cada uno, esos pedazos de vida en que empezaron a sentir la fuerza de las palabras escritas. Hubieran quedado enterradas en algún silencio interior. La vida me dio la oportunidad de encontrar a escritores, a docentes y a lectores, que me permitieron armar el ciclo virtual ya señalado” (Deslumbramiento, 8:2021)

EL precioso título nos trae a la memoria las inolvidables palabras encantadas  de la novela El señor presidente de Miguel Ángel Asturias, cuando magistralmente inicia con un toque diríase onomatopéyico como imitando un trueno: “¡Alumbra lumbre de alumbre, Luzbel de piedralumbre!” Pero esta no es una novela, ni es Luzbel menos Miguel Ángel quien escribe el libro; quizá ambos, quién sabe, el demonio de Luzbel o el ángel de Miguel, y ahí aparece la Gaby, con su Encuentra tu ángel y tu demonio, y nos manda al asador. Vaya uno a saber si sean  los demonios o los ángeles quienes nos hacen combinar signos lingüísticos a capricho y arbitrariamente para parir, como grita la Guzmán  en los culebrones: “Porque yo te parí”, refiriéndose a su hija Frida Sofía.

Bueno, vamos de una vez al meollo del asunto, a relamernos con la lectura de Deslumbramiento donde 18 mujeres y 28 varones escriben sus percepciones, además de las tres organizadoras como Gaby Vallejo, que introduce y presenta el libro; Evelyn Cardozo y Rosa Irene Lara reseñan la biobibliografía de los involucrados, y el autor de Maldito hippie comunista, Edgar Lora Gumiel, analiza y reflexiona sobre los memorables de Santa Cruz. El índice muestra una interesante equidad y variedad en la perspectiva de cada participante en este singular homenaje a la literatura boliviana.

Como narradores, las y los autores narran sucesos extraordinarios o reales, según decidan, pero en este Deslumbramiento no son los narradores quienes hablan, sino sus espíritus. Aunque lector y narratario[ii] no signifiquen lo mismo, hoy leo Deslumbramiento con mirada de narrataria, de receptora de las narraciones, no precisamente como lectora ideal, pero sí como una lectora implicada en la narración que los autores cuentan con propia voz y en primera persona. Los escritores y las mujeres escritoras desnudan su yo, dan testimonio de sus ángeles o demonios al crear su obra.

Durante la lectura de Deslumbramiento siento que se va formando un cierto clima, y me voy identificando con la voz, el tono cercano, la musicalidad del discurso como “el medio que transporta el contenido, el modo en que el narrador da a conocer una realidad”.  En este clima íntimo y cercano a “Mi escritura, ese sabor a mujer” (Caballero, p. 97) encuentro a Gaby Vallejo, Rosario Barahona, Magela Baudoin, Cristina Botelho, Kori Bolivia Carrasco, Amalia Decker, Sarita Mansilla, Verónica Ormachea, Pilar Pedraza,  Giovanna Rivero, entre otras.

¿Por qué escribir?

Al parecer esta fue la pregunta que hizo a las narradoras deshilachar su intimidad. A continuación transcribo fragmentos sobre las razones que las impulsaron a convertirse en escritoras.

Gaby Vallejo Canedo

Gaby es la piloto, directora y autora de este reto. Así, su espíritu no se ha quedado callado y en las primeras páginas nos revela su guardado secreto de por qué escribe:

“La mía fue una emoción casi en la infancia, por un amor inocente señalado como prohibido por los mayores, que me llevó a buscar una hoja de papel y un lápiz y a escribir que “yo era como un ave de alas cortadas encerrada en una hermosa jaula”. Transcritas mis palabras, pasé del dolor a la liberación y entendí que habían migrado mis sufrimientos al papel. Desde entonces escribí mucho. Amores y sorpresas de mi cuerpo, felonías y grandes ramos de flores y declaraciones de amor de bellos hombres y llantos míos y de ellos”. (Deslumbramiento, 8:2021)

Rosario Barahona

La autora de Y en el fondo tu ausencia (2013) ha respondido clasificando sus razones en dos partes. Resaltamos el siguiente fragmento de una:

“Una aproximación a la respuesta y aparentemente fácil y/o simplista -que no es precisamente fácil ni mucho menos simplista- sería por mi acercamiento al estudio de la historia. De niña, había pensado ser escritora- puedo decir que he cumplido mi cometido y espero no desilusionar a mi niña interior y seguir siéndolo sin claudicar- pero historiadora no,  no lo había pensado. En Sucre, que es donde vivo, estudié en el colegio Santa Ana, que, por cierto, tiene una nutrida biblioteca de diversas temáticas, pero ante todo, de “lecturas ejemplares”…(…) la directora de la biblioteca fue la responsable de mi  fascinación por los libros. Recuerdo pasarme horas organizando los anaqueles de aquella biblioteca. Mis padres también fueron partícipes de este proceso, pues siempre, desde muy pequeña, me compraron muchísimos libros y me incitaron la curiosidad por el conocimiento de los mundos literarios, de tal manera que antes de entrar a primaria, yo ya sabía leer”. (Deslumbramiento, 85:2021)

Magela Baudoin

Las razones de la autora de El sonido de la H (2015) se apoyan en reconocidos autores universales de quienes cita frases importantes. Sobre su reflexión resaltamos el párrafo siguiente:

 “Cómo estar a la altura del silencio, es una de las cosas que más me obsesiona en la escritura. Cómo componer una verdad de silencios, algo que siempre está en la poesía y que paso mucho tiempo tratando de descomponer, de desentrañar, porque el silencio, como lo saben bien los lectores, no es un vacío. No aniquila la palabra, sino que es el umbral de acontecimiento estético esa inminencia de la que habla Borges, esa revelación que se anuncia, pero que no ocurre, sino que es sugerida, creando así múltiples sentidos”. (Deslumbramiento, 89:2021)

Cristina Botelho

La autora radicada en América del Norte hace una detallada relación de las razones por las que escribe, y compartimos un sustancioso fragmento:

“Escribo para imaginarme otras posibilidades. Es una manera de sobrevivir. Existen muchas razones para escribir, muy pocas para no hacerlo. La razón que me ha traído hasta aquí es el gran significado existencial de poder transmitir lo que mi memoria refleja como un flash, luego enciende mi lámpara y fluyen las palabras, aparecen los personajes y me dejo llevar por esa catarsis que representa “crear una obra literaria”. La voz interior, con mucha fuerza provoca mi escritura. “Si dejara de escribir, me quedaría nadando en mi propia agonía””. (Deslumbramiento, 91:2021)

Kori Bolivia Carrasco  

La también poeta radicada en Brasil, describe las características de la poesía al tiempo que como narradora se refiere a la prosa en los términos que siguen:

“Es una reconciliación con la palabra, que silenciosa, va pintando paisajes, esculpiendo personas, contando secretos, haciéndolos claros y esplendorosos, listos para la lucha, llevando al que lee a pasear por realidades, también por ficciones, controlando tiempo y espacio. Pero creo que, en prosa o verso, se abren las puertas del templo de las palabras que dan, a quien lee, la oportunidad de entrar en su propia soledad para comprender quizá, sus secretos”. (Deslumbramiento, 116:2021)

Amalia Decker

La autora de Carmela (2001) fue invitada como narradora de novela histórica, lo cual ella descarta y para demostrarlo argumenta:

“Yo diría más bien que soy una escritora que se nutre de la realidad, que se roba historias ajenas, de abuelos, tías, padres o cercanos, historia que se convierten en un impulso invaluable para logar verosimilitud, piedra angular para una narrativa de ficción. A veces un hecho casual, una imagen, una frase o un episodio ajeno puede detonar una historia. Es verdad que dos de mis novelas, sobre todo la primera tiene un tinte autobiográfico, y precisamente esa experiencia personal es mi punto de partida para soñar una historia de ficción, digo de ficción porque hay personajes inventados, historias de amor inventadas y entrelazadas con historia reales y personajes reales. 

Reivindico los episodios, la vida de la sociedad, y por eso reivindico mirar atrás, el presente o incluso soñar con el futuro, desde lo esencial que es el contacto con las personas de carne y hueso. Nutrirme de ellos, de sus historias y las mías propias. Son pues mi fuente de inspiración. Quizá el escritor o, al menos en mi caso, yo curo la soledad del trabajo con la riqueza que me da el contacto con la vida y los seres que me rodean. Y también en mis lecturas prefiero aquellas novelas que están narradas dentro de un contexto social”. (Deslumbramiento, 137:2021)

Sarita Mansilla

La autora de Benjamín comenta sobre su experiencia al crear una saga narrativa que le ha dado satisfacciones y que, a través de ella busca hacer a los niños felices.

“El 7 de septiembre de 2007, a partir de un accidente que me postró en cama durante varias semanas, empecé a escribir sobre un ecosistema imaginario al que poblé con personajes de la fauna y de la flora. Jamás me imagine que estaba iniciando una de las etapas más extraordinarias de mi vida. Mi ecosistema imaginario literario nació en Santa Cruz, Bolivia en las misiones de Chiquitos, creadas por los jesuitas en 1961”.  (Deslumbramiento, 165:2021)

Verónica Ormachea

La autora de Los Infames (2015) y Los ingenuos (2010), novelas históricas, nos revela con lenguaje accesible algunos de sus tips al crear su obra:

“Elijo una etapa de la historia o de la vida de un personaje notable y creo una trama, insuflo vida a los personajes y describo los escenarios y costumbres de la época determinada. En mis novelas suelo combinar personajes personaje reales y de ficción. Estos deben ser complejos y cargados de contradicciones. Se debe narrar sus luces y sombras, características esenciales de la condición humana. Esto hará que la trama sea más auténtica  atrapadora.

Suelo consultar muchas fuentes, principalmente las que se contraponen, a si como entrevistar a personas que vivieron durante la época con el fin de tener una mirada más amplia. Esto me da  la posibilidad de desarrollar el tema desde una óptica más original y desde una que no s e hubiera escrito y si desmitificar el pensamiento de Orwell, que decía que la historia la escriben los vencedores”. (Deslumbramiento, 198:2021)

Pilar Pedraza

La autora describe cómo se forjaron sus escritos y su recientemente premiada novela, por lo que dentro del clima de nuestro artículo logramos recuperar este breve fragmento:

“De una u otra manera mis cuentos y relatos están vinculados a nuestra historia, a nuestras tradiciones y a nuestra diversidad étnica y multilingüe, ya que, hasta publiqué una serie de cuento corto y microrrelato traducidos a la lengua quechua por mi colega y docente de la lengua”. (Deslumbramiento, 214:2021)

 Giovanna Rivero

Un único párrafo fue suficiente como respuesta de la escritora a la interrogante, siendo la más breve y contundente confesión como para recordar a Gracian “Lo bueno si breve dos veces bueno”:

“¿Qué es para mí escribir? Es haber hecho de la imaginación una filosofía de vida. Es confiar en la potencia de ese otro mundo que siempre está a punto de emerger, como una Atlántida, como una promesa subterránea capaz de confrontar las convenciones evidentes de la realidad.  Escribo para reconocer las hebras de energía de las que estamos hechos. Escribo porque la escritura es ese algo profundo que nos devuelve la imagen de esto tan humano que somos”. (Deslumbramiento, 237:2021)

Como se puede leer, las percepciones y testimonios de las autoras son auténticos y valiosos, dignos de ser atesorados en nuestro corazón y en toda biblioteca, un diálogo íntimo entre el lector y el autor en esta época pandémica del discurrir del siglo veintiuno.

A través del presente artículo, resaltamos y agradecemos el rol de las organizadoras del evento que entregaron su capacidad y su tiempo en beneficio de lectores y literatos tomando en cuenta la narrativa como hilo conductor del interesante  Ciclo de Literatura boliviana. A manera de cierre, nuevamente recurro a las acertadas palabras de Gaby Vallejo Canedo, Responsable de la publicación, quien describe la esencia y el propósito del presente volumen: «Deslumbramiento es una exploración en las profundas cavidades del escritor que olvidó o guardó emociones ante las propias palabras escritas en el dolor, por el amor, con la soledad, entre las lágrimas, sobre la almohada, tras de los cristales de las ventanas, ante la muerte. En fin, cada escritor ha vibrado a su manera al descubrir la escritura». (Deslumbramiento, 8:2021)


[i] Lo peor del libro mercantil ( puede ser, incluso de poesía) es que es un simulacro de literatura y manipula a los lectores, confundiéndolos, haciéndoles creer en un valor disfrazado por el mercado o centros oscuros de poder, y todo eso los vuelve con pereza intelectual, los embrutece y los hace presa de los mandatos sociales, quitándoles capacidad de análisis. (Liliana Diaz Mindurry , Página de Facebook)

[ii] El concepto de narratario se utiliza para describir la instancia discursiva a quien el narrador dirige su discurso. El término fue propuesto por primera vez por Gérard Genette en Figuras III y completado posteriormente por Gerald Prince. Forma parte de la narratología.

*Escritora y docente cochabambina, participante del Ciclo de Narrativa Boliviana Contemporánea

Santa Cruz, 21 de abril de 2021

Publicado en Los Tiempos, Doble Clikk, 30 de mayo de 2021

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